Eres hija de Castilla y de Aragón y por tus venas corre sangre del Quijote y de Tirant. Tierra de castillos y batallas, de poder y señorío, de tratados y rupturas fronterizas. Entre tus secas peñas nace un río que es visible e invisible y en sus somnolientas aguas te bautizaron con tu nombre.

El Alto Vinalopó se ha caracterizado históricamente por ser zona fronteriza entre Castilla (La Mancha) y Aragón (Valencia). Por eso sus poblaciones cuentan con castillos y atalayas subidos a montañas, vigilantes continuos de entradas y salidas. Zona poco agrícola pero muy ganadera en el pasado, supo encontrar su fuerza motriz en el agua con molinos, norias y batanes. Benejama y Campo de Mirra produjeron aceite, vino y aguardiente. Con la industrialización, la comarca empezó a destacar en el sector textil y papelero. Familias de Sax que se habían dedicado a la confección de cortinas orientales fueron precursoras de las industrias persianeras. Por su parte, Villena anduvo por el camino del calzado, en el que varias familias se especializaron en el zapato infantil.